La sexualidad, como la concebimos desde este espacio de observancia, invita a organizarnos socialmente para la vida plena y el cuidado de la Red de la Vida, conformando redes de afecto y de cuidado colectivo entre las personas. Ver mas.
Dedico esta reflexión a mi madre, por ser un ejemplo de lucha y resistencia para otras mujeres, quienes día a día avanzamos paso a paso a la libertad de la opresión patriarcal, participando en espacios seguros con sororidad (como La Cuerda) que nos permiten descolonizar y cuestionar los roles impuestos durante décadas.
Ser mujer, antes o ahora es difícil. Las mujeres somos diversas en tamaño, color, forma, raza; tenemos diferentes gustos construidos a lo largo de nuestra vida. Con la codificación y serialización que se impone a las mujeres, hablar de esto se vuelve un terreno de arenas movedizas.
Voy a hablar de mujeres “kaa” que nacimos así: un caldo de hormonas luchando por salir, por expresarse, pero viviendo reprimidas, oprimidas y excluidas. Para encajar en este mundo, hay que evitar nuestra propia naturaleza.
Cuántas mujeres al nacer, el anuncio “es niña” dado por una partera o doctor, más de alguien en la familia torció la cara, porque eso representa otra boca más que alimentar o bien porque lamentan la carga de prejuicios y pecados que esa criatura tendrá que llevar a cuestas.
La publicidad y la moda cambian las reglas para el color, la forma y el estilo de cabello para las mujeres, quienes rebasan los treinta años de edad ya no son atractivas, quienes trabajan en atención al cliente deben ser delgadas, lo más “claras” posible, con cabello largo, pero sobre todo, jóvenes; el talento se menosprecia.
También la forma de vestir nos ha sido establecida como uniforme o cartel; si se rompe con la norma, de inmediato hay comentarios: “si ella se viste así, algo busca…” Cada quien se tendría que vestir como más le guste, expresar su estilo propio, sentirse cómoda, ser una misma.
Las generaciones mayores siempre critican a las jóvenes y estas, de igual manera se quejan de las personas adultas. No podemos ignorar que enfrentamos contradicciones a nivel generacional. Encontrar un balance es importante para poder filtrar a quienes no contribuyen a nuestro crecimiento.
Una mujer que puede expresar lo que siente, manifestar sus inconformidades, demostrar sus emociones y recibir apoyo cuando lo necesite, será una mujer próspera; si está feliz, es radiante; si es bien tratada es capaz de desplegar toda su creatividad y esfuerzo en cualquier proyecto, entendido como la vida misma, el trabajo, las relaciones. Es importante tener en cuenta que las acciones que realicemos o las decisiones que tomemos, siempre y cuando queramos, no es necesario dar explicaciones ni esperar aceptaciones ajenas, lo primordial es sentirse y estar bien con una misma, ya que es mi vida, mi cuerpo y mi estilo.