Compartimos iniciativas que se hacen para el cuidado de la Red de la Vida: formas de producción, reproducción e intercambio; expresiones de organización del trabajo que tienen efectos positivos en las vidas de las personas, sin dañar los ciclos de la naturaleza, y comprendiendo las interacciones de sus elementos: minerales, agua, tierra, aire y los distintos ecosistemas.
Desde esta propuesta, se nombran los vínculos y las redes que establecemos entre las personas, los colectivos y sus entornos, qué y cómo se deciden las cuestiones que nos competen. Las formas organizativas para cuidarnos y darnos afecto entre humanos, más allá de la familia nuclear.
Visibilizamos el trabajo de cuidados, que generalmente recae sobre las mujeres, y también acciones que contribuyan a su redistribución. Colocamos expresiones de culturas y economías que dan valor a lo que producimos por el uso que tendrá, el tiempo y el esfuerzo dedicado a su elaboración; expresiones de solidaridad, creatividad para satisfacer necesidades, recuperando saberes y acciones que constituyen una verdadera alternativa a las formas que actualmente socaban las relaciones de vínculo entre las personas.
También damos a conocer aquellas actividades políticas-económicas que caracterizan al sistema patriarcal, capitalista y racista, que basadas en el dominio y en la acumulación de riqueza generan crisis, destruyendo ecosistemas y tejidos sociales. Señalamos las relaciones entre las transnacionales, las industrias y proyectos extractivos y el empresariado local, así como los nexos que cooptan a las instituciones del Estado de Guatemala, corrupción, crimen organizado y las crisis humanas que generan: desplazamientos y migraciones forzadas.