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La pila comunitaria como metáfora y la importancia de cuestionar la sexualidad 

La sexualidad, como la concebimos desde este espacio de observancia, invita a organizarnos socialmente para la vida plena y el cuidado de la Red de la Vida, conformando redes de afecto y de cuidado colectivo entre las personas. Ver mas.

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La pila comunitaria como metáfora y la importancia de cuestionar la sexualidad 

Yohanna Del Águila

Parte de la importancia de los espacios comunitarios, es la generación de áreas para la interacción, muchas de las cuales no son ajenas a la segregación y a la exclusividad de interacción entre personas del mismo sexo. Dentro de las acciones positivas de esta segregación, está la interrelación de las mujeres en espacios que fueron determinados para ellas, por una condición basada en roles a partir de la división sexual en su grupo social.

Dentro de los lugares que se puede traer como referencia, están las llamadas “pilas comunitarias”, muchas de ellas conocidas popularmente por su ubicación a lo extenso de todo el país, ya que aún en la actualidad se encuentran asentadas en aldeas, zonas o casas tanto del área urbana como rural, donde continúan siendo utilizadas de manera individual o colectiva.

Actualmente, por la situación de pandemia generada por el COVID-19 se presenta la necesidad de generar nuevos dominios de intercambio; entre las alternativas, surgen reuniones, formaciones e interacciones virtuales a través de diversas plataformas digitales. Es por ello que, las zonas de concertación dedicadas exclusivamente a mujeres en la vida cotidiana en la urbanidad o ruralidad, se ven en la obligación de trasladarse e interactuar a través de las tecnologías y la virtualidad que re articule, genere y desarrolle espacios de sororidad.

Una de las temáticas que se aborda a través de estos espacios es la sexualidad y el cuestionamiento del desarrollo y vivencia de la misma a través de la vida cotidiana desde diversas miradas, entre nosotras mismas, las relaciones personales, familiares, de pareja y muchos otros entornos que debemos sobrellevar día a día. A través de la formación virtual se genera espacios seguros y de confianza, se habla de sexualidad, desde el cuestionar las creencias y los tabús, hasta intercambiar la propia vivencia para llegar a un espacio común donde podamos visibilizar como una experiencia que pareciera aislada, es una experiencia diaria en la vida de muchas mujeres y en la cual surgen dudas, interrogantes e inquietudes de forma individual por el temor al rechazo, a la crítica, al señalamiento y a ser juzgadas.

Esos miedos se pierden en espacios virtuales adecuados a los grupos con los cuales se desea trabajar, al ser exclusivos, de confianza e intercambio entre mujeres, cuyo interés en una temática en común, brinda la pauta de intimidad y sororidad para explayar en la vida propia y en las de sus congéneres. Las mujeres experimentamos cambios constantes en nuestros cuerpos, sin embargo, la presión de una sociedad patriarcal termina silenciando, minimizando e invisibilizando esas experiencias, por ende, presentamos un perpetuo silencio sobre nuestros propios cuerpos y vivencias.

La sexualidad como “eje articulador de la vida” no es ajeno al pleno desarrollo de todo ser humano, sin importar su sexo, pero a lo largo de la historia y con el enraizamiento del machismo, patriarcado, androcentrismo y colonialismo, nuestros cuerpos siempre han sido silenciados, en una constante contradicción que lo expone como objeto para el placer y deseo del “otro” y cuya función aparte de la sexual también se centra en la reproductiva, a través de un cuerpo santo, puro y virgen como parte de esa antinomia patriarcal.

Las vivencias en comunidad sanan y robustecen los espacios de sororidad que buscan desvincular esa lastra patriarcal que nos niega y limita constantemente. Es por ello que, quienes tenemos la oportunidad de formar parte de esta “pila comunitaria”, tenemos el poder y el derecho a mejorar en comunidad e iluminar una senda de sanación para todas las que sufren el peso de una estructura cultural adversa.