La sexualidad, como la concebimos desde este espacio de observancia, invita a organizarnos socialmente para la vida plena y el cuidado de la Red de la Vida, conformando redes de afecto y de cuidado colectivo entre las personas. Ver mas.
La violencia que vivimos no se construyó de la noche a la mañana ni tampoco es unívoca. Este escrito es una invitación a reflexionar sobre diferentes cuestionamientos que nos hacemos a diario o resuenan en nuestra cabeza.
¿Qué nos hace pensar que no somos lo suficientemente atractivas o bellas? ¿Quién nos dijo que teníamos un color de piel o facciones incorrectas? ¿De dónde sacamos la idea de obligarnos a tener cierta medida en la cintura? ¿Quién nos dijo que ser inseguras es algo mal visto, pero al mismo tiempo nos hizo creer que serlo nos vuelve insoportables? ¿Para quién queremos ser atractivas y cuándo vamos a admitir que es posible ser feliz?
Tras responder preguntas como las anteriores, entiendo cómo la construcción social de la belleza es algo que nos ha generado inseguridad perpetua y por qué el concepto publicitario de la higiene está íntimamente ligado al capitalismo que le interesa promover pautas de conducta consumista y racista.
Ejemplo de esto es cómo las mujeres nos sentimos obligadas a oler bien, a vernos de determinada forma, a actuar y reaccionar de determinada manera (hablar bajito, no enojar, nunca gritar, guardar silencio); todo ello vinculado a nuestro cuerpo, apariencia y conductas; en suma, ser “agradable y atractiva” para el consumo masculino, sentirse halagada con sus comentarios insolentes, propuestas groseras e incluso el acoso sexual…
¿Es posible que nuestro destino sea otro? Sí, claro que sí. Yo no puedo ni quiero hablar por todas, quien se sienta identificada prefiero que lo exprese y no caer en conductas masculinas, creyendo que hablo por conglomerados amplios.
Muchas mujeres siempre estamos en movimiento, siempre buscando respuestas, descubriendo enseñanzas, cuestionando y cambiando. Muchas nos vimos obligadas a crecer, como lo hicieron mis abuelas, tías, primas y todas las mujeres de mi comunidad, ellas me acompañan y rescato su sabiduría.
Cualquier dolencia que llevemos no nació con nosotras, se manifiesta ahora pero se ha venido gestando desde tiempo atrás, cuando hombres venidos de otro continente decidieron saquear este territorio para enriquecerse, someternos con violencia e instaurar el terror. ¡Cuánto dolor, torturas y masacres; cuánto sufrimiento hemos tenido en este país! Tenemos que interpretar por qué tenemos violencias inscritas en la piel.