Observamos, denunciamos y proponemos QUEREMOS VIDAS DIGNAS

Luz de luciérnaga

La sexualidad, como la concebimos desde este espacio de observancia, invita a organizarnos socialmente para la vida plena y el cuidado de la Red de la Vida, conformando redes de afecto y de cuidado colectivo entre las personas. Ver mas.

Luz de luciérnaga

 

Migdalia Soto

Miro -desde niña- veía tardes grisáceas, que a menudo se convertían en noches obscuras; con una historia que poco entendía. Una tarde de lluvia fuerte, la sacaron a escondidas de casa de su abuelo, ante la amenaza que podía abusar de ella; con frío y un ropaje gastado y sandalias la llevaron a casa de la denominada tía, donde encontró a primos y a su hermano.

Ambos habían quedado en la orfandad a causa del asesinato de manera violenta y brutal de su padre y la desaparición de su madre y hermana, una historia llena de misterios y silencios. Echados a su suerte se encontraban en un vaivén que agitaba su infancia, a menudo eran regidos por gritos y golpes. Miro decía que en sus ojitos llovía con frecuencia.

Barre, limpia, atiende, lava, aprende a cocinar para cuando tengas marido, las mujercitas están siempre en su casa…

Con precariedades ella logró ingresar a una escuela de niñas; ya un poco grande de edad; quizá sea otro mundo dijo, podría ser distinto; pero regletazos en pupitres y manos volvían a agitar su vida.

Para Miro, cada año escolar era doloroso y se preguntaba cuándo sería diferente, debido a que hacían celebraciones por el día del padre y ella no tenía, día de la madre y ella tampoco tenía. Cada año se preparaba y esforzaba para ver si alguien vendría a verla en los actos preparados, pero nadie llegaba.

A sus 12 años, era víctima de un mundo de afecciones violentas que habían rebasado su mente y su cuerpo, hasta que un día tomó una vieja mochila y unos cuantos objetos, huyó con un rumbo en mente, ir a la casa de una señora que había sido muy gentil con ella. Al llegar ahí, tocó con fuerza aquella puerta de madera avejentada y cerradura de hierro forjado, jamás le abrieron aunque esperó todo el día.

Desconcertada se sentó cerca de una pileta de agua; la tarde oscurecía y de pronto se acercó una señora y le dijo “niña qué haces aquí, es tarde”. Miro le dijo que huyó, la señora se acercó a una casa de religiosas y la dejó ahí. Era un lugar nuevo, donde le asignaron una cama y le dieron alimento, le hicieron preguntas pero ella guardó silencio. Por varias semanas le asignaron tareas de limpieza, hasta que una noche escuchó por una rendija hablar a las religiosas sobre la posibilidad de enviarla a un orfanato ya que nadie había ido a preguntar por ella.

Miro lloró hasta la madrugada cuando el frío la hizo dormir, al despertar estaba mojada, con frecuencia se orinaba. Se levantó y sacó las sábanas para lavarlas; cuando de pronto la llamaron y le dijeron; “tu tía está aquí y quiere hablarte”; con los sentimientos encontrados la pequeña no sabía cómo actuar. La tía le dijo que volviera y las cosas serían distintas, no sabía qué hacer, si volver a lo conocido o ir al orfanato.

De nuevo en la casa de su tía, escuchó a gente adulta decir que sería mejor que fuera a vivir con otra tía. En esta otra casa ya no recibió golpes, aunque tenía la responsabilidad de cuidar a niños pequeños y además hacer limpieza.

Al llegar a los 14, la tía estaba con la idea que Miro hiciera su primera comunión, pero la petición fue rechazada por parte de la iglesia ya que no tenía papeles y su edad ya rebasaba lo admitido. Fue entonces que se enteró que no tenía una identidad y justo ese año terminaba su primaria y no podría graduarse si no tenía papeles. Buscaron alternativas y fue así como lograron darle una identidad.

Años después, la joven estudiaba el nivel básico y se encontraba más perdida que nunca, no sabía a dónde iba, qué sería de su vida, no entendía nada. Ya le habían salido pechos y la menstruación había llegado, nunca nadie le habló sobre ello. Los chicos empezaban a tener interés en ella y esto le causaba incomodidad. En esta etapa también tomó gusto por el básquet y el fútbol, algo que le encantaba hacer y podía estar horas en la cancha, hasta que una tarde su tío se lo prohibió de manera violenta.

Miro comenzó a verse con un chico mayor que ella, la enamoró diciéndole que la admiraba, que la veía jugar y que le parecía impresionante, que compartían gustos, pasaron meses y se seguían conociendo hasta tener relaciones sexo genitalas. Siguieron esos encuentros hasta que un día notó que su periodo menstrual no llegaba, tras pasar tres meses confirmó un embarazo. Cuando ese hombre le respondió que no podría vivir con ella porque tenía otra persona y una hija, sintió que se hacía un hoyo en el piso y caía nuevamente al vacío. 

Ella dejó de asistir a clases, salió de casa de su tía y encontró apoyo con una prima en otro lugar, consiguió un empleo en una maquila, ocultó su embarazo, terminaba agotada por las largas jornadas de trabajo; entre tanto, ahorró dinero, se preparó para el parto y tuvo un niño. Con el tiempo encontró otro empleo y conoció a otro hombre con el que se entendieron e iniciaron una nueva relación, ella siguió sus estudios, ahora tiene dos hijos.

Entendió que la vida está llena de elementos impuestos y opresiones como el poder que manejan las personas adultas, las violencias expresadas en sus más aberrantes formas, la pedagogía con violencia, el robo de las etapas de crecimiento, la doble moral religiosa, la falsedad del amor romántico, el cuerpo utilizado como objeto: conclusiones que sacó de las experiencias vividas.

Ahora Miro ha construido una identidad y tejido un amor propio, ha resquebrajado las normas; en otras palabras, ha roto los moldes, ha recolectado gota a gota su libertad. Dice que hay que ser como luciérnagas e iluminar la oscuridad o brillar a pesar de la oscuridad que la luz recorra nuestros cuerpos, y qué mejor si en compañía de más luciérnagas a tal punto que se igualen a las estrellas.

Redacción inspirada en experiencia de vida. En el marco del curso “La sexualidad; eje articulador de la vida”,  y de la sesión: «Instituciones simbólicas y materiales que construyen las sexualidades», Quetzaltenango, Guatemala, septiembre de 2021.