Observamos, denunciamos y proponemos QUEREMOS VIDAS DIGNAS

Salir a trabajar pesó más que el miedo al contagio

La sexualidad, como la concebimos desde este espacio de observancia, invita a organizarnos socialmente para la vida plena y el cuidado de la Red de la Vida, conformando redes de afecto y de cuidado colectivo entre las personas. Ver mas.

Salir a trabajar pesó más que el miedo al contagio

Paola Santisteban, trabajadora de la mal llamada economía informal

 

Seguir las medidas de seguridad para evitar el contagio de Covid-19, pusieron a prueba a muchas mujeres que aportamos los ingresos para la comida, salud, educación y otras necesidades. Luego de 15 meses de pandemia, puedo decir que -a pesar de los temores a esa enfermedad- logré salir adelante, es por eso que valoro mi ser mujer y lo que hago.

Soy una trabajadora que vendo en un mercadito de San Juan Sacatepéquez, y con esta pandemia las ventas bajaron, incluso hasta llegar a cero, pero todas las personas en mi familia logramos sobrevivir como muchas otras, porque en Guatemala muy pocos viven; somos mayoría quienes sobrevivimos.

En mi situación, con una madre con cáncer terminal es muy difícil, ya que había que asistir a las citas médicas y a otras emergencias, lo que me obliga a gastos extra para movilizarnos y comprar medicamentos, además hay que solventar la alimentación diaria de mis hijos. En verdad, lo que pasé fue extremadamente duro, y todo se agudizó con las restricciones establecidas para los mercados en pequeñas aldeas.

En este proceso logré encontrarme conmigo misma y al mismo tiempo reconocer el desgaste en todos los sentidos que hemos tenido como personas trabajadoras sin apoyos, algunos físicos otros psicológicos y económicos. Para mí, fue una fortaleza entender que enfrentar las dificultades forma parte de una escuela de la vida, son experiencias que me hicieron fuerte, no me dejé decaer, crecí a mi ritmo e incluso llegué a soñar. 

Esta crisis me demostró que como mujeres y como trabajadoras tenemos derechos que deben ser cumplidos por el gobierno que fue electo por un pueblo, que los derechos no son un regalo porque nos pertenecen ni tampoco son un favor porque todas las instituciones del Estado tienen la obligación de garantizar alimentación, salud, estudio, trabajo.

Al conversar con otras mujeres que sostienen económicamente a sus familias ya sea en el comercio, servicios o industria, me comentaron que para ellas era imposible dejar de salir a trabajar, su motivo: El amor a sus seres queridos, la responsabilidad de traer el sustento diario a su familia. Coinciden: “la pandemia nos ha traído muchos cambios en la vida”. 

Una de ellas logró “poder surtir mi tiendita a pesar de la pandemia, tener trabajo, ya que muchos lo perdieron, compartir con mi familia cuando hubieron restricciones”. Laura, quien trabaja en la industria y es sindicalista, relata: “gracias al pacto colectivo, las condiciones en el trabajo son favorables nos sentimos tranquilos y seguros y la empresa se beneficia de ello también”.

Es maravilloso escuchar las reflexiones de otras mujeres como Jackeline, Virginia, Valeria, Olinda, Alberta y Nadia, quienes enfrentaron momentos difíciles a raíz de la llegada del Covid: “tengo disponibilidad a hacer nuevas cosas… he aprendido de errores y también a valorarme y cuidarme… tuve tiempo de hacer lo que me gusta, no todo es queja porque dentro de todo hay cosas positivas… Soy valiente, amorosa y sonriente, capaz y creativa, solidaria… aprendí a usar las redes, conquiste ese medio… tengo buena actitud, soy una mujer digna, me siento dignificada”. Y usted ¿cuál es su mirada, qué ha significado vivir en pandemia?