Al conversar con jóvenes que viven diversas realidades en Guatemala, algunos me comentaron que durante esta emergencia han enfrentado sentimientos de angustia, impotencia, frustración y tristeza, ya que han vivido preocupaciones por la salud de su familia, muchos de sus seres queridos perdieron su trabajo y estaba fuera de su alcance poder ayudarles.

Otros expresaron reconocer la importancia de la solidaridad, al ver que sus conocidos e incluso ellos mismos quedaron desempleados. Ante esta situación, se vieron motivados a realizar “emprendimientos” ya que se sintieron “forzados” porque debían buscar otra manera de sobrevivir, por ello han comprado y vendido artículos de primera necesidad para apoyarse en comunidad.

En varios municipios de la ciudad de Guatemala, hay mujeres y hombres jóvenes que están actuando desde una perspectiva distinta entre ellos, califican como valioso el vínculo creado con sus familias durante la pandemia, en este contexto son conscientes de la importancia de mantener restricciones por el distanciamiento y de esta forma cuidarse de manera responsable.

Cabe resaltar, que para la juventud es importante tener acceso a la educación ya que esto les facilitaría tener acceso a un trabajo que les permita mejores condiciones de vida, de tal manera que contar con un empleo seguro representa para ellos un “privilegio”.

Entrevistar a varias personas jóvenes me motiva a pensar que en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en el Artículo 23, establece que “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo”. Entonces queda muy claro que contar con un empleo no tiene que considerarse un privilegio sino un derecho a ejercer por parte de la juventud y corresponde al Estado garantizarlo mediante la creación de fuentes de empleo.

En relación con el tema educativo, algunos han utilizado las herramientas tecnológicas para formarse académicamente, aprender otro idioma o participar en actividades extra-curriculares como eventos culturales o de incidencia política; otros no han tenido acceso al Internet, a una computadora ni a un celular lo que les ha impedido ese tipo de actividades. Para algunos, con las clases virtuales han perdido el interés en el estudio o bien se ha complicado el aprendizaje de varios temas. 

Integrarse a los cambios es algo que está presente en el pensamiento de las y los jóvenes entrevistados: “la virtualidad es nuestro nuevo mundo”, afirman algunos, otros consideran que la salud mental forma parte de una de las condiciones de vida necesarias en este momento para su desarrollo como personas, al igual que adquirir nuevos hábitos que tengan efectos positivos en su educación y en su salud.